Nuestra práctica cotidiana nos muestra que el material que “hace el trabajo” -la interpretación- no surge en forma completa a partir de un acto de adivinación del analista, sino que es fruto de un largo proceso del que éste -como practicante- no está del todo advertido.
¿Quiere decir esto que no podemos saber nada de cómo se produce la interpretación? Lejos de decir semejante cosa pienso que debemos dedicar nuestros esfuerzos a la compleja tarea de entender los modos de producción de la interpretación, o, mejor, a la manera en que se produce la interpretación en un psicoanálisis.
La expresión efectiva de la interpretación, más que una fórmula precisa que pueda el practicante articular acabadamente en una frase, resulta ser un producto aglomerado y aluvional de acontecimientos que llevan a un esclarecimiento operativo terapéuticamente.
La interpretación contiene en su conjunto, obviamente, a los dichos del analista, pero no los agotan en lo absoluto. Es un conjunto heterogéneo de acontecimientos el que reúne el proceso de la interpretación. ¿Cómo es este proceso? ¿De qué manera se lleva adelante el trabajo de la interpretación?
Como ya dijimos, reducirla a un dicho del analista, o a un juego de palabras que da, de repente, en la tecla y explica lo que un síntoma parece querer decir -de acuerdo a la doctrina analítica-, sería desconocer un tramo extenso del trabajo de la interpretación. Un proceso que implica, también, un amplio período en el cual el analista no tiene más guía que el del ejercicio de sus rudimentos de trabajo, y contenta su entendimiento con los hallazgos parciales de investigación, que son el resultado de la acción de los mismos -sus rudimentos-.
Tal como el analizante no debe elucubrar demasiado respecto de lo que está diciendo, y comunicar todo cuanto se le venga a la cabeza, el analista no debe obligarse a concluir respecto del material que va surgiendo, ni adelantar demasiado pronto un juicio interpretativo sobre el mismo. Suena gracioso decirlo, pero debe intentar no adivinar, y, más bien, debe operar de distintas maneras sobre los datos obtenidos por su investigación para que estos generen un trabajo de reelaboración del material en el analizante.
Así, la interpretación se constituye como un aluvionado de partículas de material que son efecto de actos elementales que el analista ejecuta: sus rudimentos. Éstos impulsan y recortan fragmentos del fluir asociativo propio de la conversación analítica.
¿A qué me refiero con los rudimentos del trabajo de la interpretación?
Lo que acá llamo rudimentos del analista son los del trabajo solicitante de la cura: los correspondientes a la aplicación y sostenimiento de la regla fundamental y al trabajo de la interpretación. Son, en su mayoría, actos simples que recaen, a veces, sobre nimiedades del vivenciar en el análisis, de los que no pretende, el analista, obtener más que hallazgos parciales y no una comprensión global.
En una enumeración no exhaustiva, los rudimentos del trabajo solicitante de la cura son:
-El señalar la contigüidad de dos expresiones de nuestro paciente, es decir, la vecindad temporal en el discurso de dos ocurrencias.
-La sustitución de una palabra por otra en la asociación, lo que bien puede llegar a constituirse en lo que llamamos usualmente lapsus.
-La mención de un cambio de vía, una ambigüedad, proporcionado por un término del discurso del analizante (para lo cual la noción de significante en Lacan y el libro sobre el chiste de Freud nos entrenan lo suficiente en mi opinión).
-Un pedido de precisión ante una generalización, cuando en el discurso del analizante notamos, en filigrana, una particularidad que nos permite localizar la presencia de un síntoma en la vida cotidiana del paciente.
-Una interpelación lúdica, e instrumental, sobre un elemento que se ha sustraído a una acción evocativa de la memoria con miras a la producción de sustitutos que concurren a la conciencia espontáneamente a partir de lo olvidado.
-El registrar y dar relevancia a “la parte arrancada al olvido del sueño” (siguiendo a Freud de 1900).
-El pedido de procedencia de un elemento del sueño.
-El registrar las ocurrencias del sueño, como parte del sueño (la redaktion freudiana que nos anima a la disparatada empresa de escribir la asociación libre).
[Digresión: Inspirado por la conceptualización de esa indicación técnica freudiana me propuse escribir los rudimentos de interpretación para incluirlos dentro del registro de la conversación analítica y el estudio de la misma].
-El destacar el tono de un dicho para que se escuche con nitidez su sonoridad traumática.
-El señalamiento de una serie a partir de un término que aparece como un denominador común de las ocurrencias.
-La sanción de un tropiezo.
-La puesta en relevancia de demoras y desencuentros en el análisis.
-La identificación de los actos inconscientes como gestos, vacilaciones discursivas y muletillas.
-La puntuación de un dejá raconté.
-Etc.
Estas son, en suma, las acciones elementales del analista que pulsan sobre los fenómenos que se presentan en lo que llamo el marco del juego analítico.
El proceso de la interpretación, sin embargo, no se reduce al aluvionado de material asociativo. La acción de los rudimentos del analista -cuando la oportunidad lo permite-, precipita una combinatoria particular que transforma una de esas ocurrencias en una partícula de material que da la clave de lectura de la expresión efectiva del síntoma, por lo cual, la partícula de material adquiere el estatuto de lo que llamo: ocurrencia transferencial, en sentido estricto.
¿Qué es una ocurrencia transferencial?
Un acontecimiento en la cura (OT) que, al ser sancionado como tal, permite ligar la expresión efectiva de un síntoma actual (S) -en su resonancia con los primarios de la enfermedad-. Expresión con la cual se escribe, en el acto y “en una frase”, la estructura del sujeto dividido por el conflicto pulsional, que Freud llamó complejo inconsciente o agencia representante de pulsión (ARP). Esto es, cuando una ocurrencia transferencial permite realizar lo que llamo “Arpots” -para identificar el instante conclusivo en que se cristaliza una interpretación en el sentido analítico-.
Estas ocurrencias transferenciales muestran al síntoma realizando, entre otras, la función de representar nítidamente, por medio de una formación sustitutiva, la división subjetiva en la escena del análisis.
Volviendo, entonces, a nuestras preguntas, ¿de qué manera se realiza el proceso para que la interpretación ocurra?, ¿cómo es que se produce un ARPOTS?
Según pienso con mi práctica, el desarrollo de la interpretación del síntoma está marcado por un número considerable de ocurrencias transferenciales.
Una serie de estos acontecimientos en el marco del juego analítico, compuestos por fenómenos de apariencia variable, y que se producen en la medida en que el analista acciona sus rudimentos de trabajo, aportan el material necesario para la interpretación del síntoma por aproximaciones sucesivas y de una manera cada vez más nítida.
Estas ocurrencias transferenciales son pasos indispensables para la construcción de la ensambladura de la enfermedad con la que el síntoma se articula, para su posterior reelaboración, lo que llamamos cura analítica.
Ahora, ¿cómo es que ocurren, valga la redundancia, estas ocurrencias transferenciales? ¿O cómo es que ocurre un ARPOTS? Porque, como suelo decir, no hay una OT si no es de un ARPOTS.
Sólo podemos contestar esa pregunta tomando cada caso en particular, por lo que propongo cambiar la pregunta por una más ajustada a nuestros requerimientos epistemológicos: ¿Cómo es que han ocurrido en un caso dado? ¿Cómo es que se ha llevado adelante el trabajo de la interpretación del síntoma en un caso?
Realicemos un ejercicio clínico, poniendo atención en la ejecución de los rudimentos de acción en la interpretación por parte del analista en una viñeta de nuestra clínica cotidiana, para averiguar cómo se han dado las operaciones necesarias para la interpretación de un síntoma en el uso de una lengua extranjera en un analizante, en función de la operatoria del Esquema ARPOTS.
Viñeta para el ejercicio clínico:
-Esta semana estoy todo contracturado por la multitarea. Se me queman los fusiles/fusibles y me tenso porque se viene todo a la vez.
-¿Que se queman los fusiles?
-Sí, como que salta la térmica y me contracturo.
-Sí, pero…¿fusiles o fusibles? Porque fusiles sugiere otra cosa.
-(Se ríe). Como en tiempo de guerra… en la reunión con los Yankis, John Cheng, que es la mano derecha de Wang, habla como un milico. Es el que le gusta poner la nuca sobre la bota.
-¿Bajo o sobre “la bota…”?
-Je, no, el que le gusta poner la bota sobre la nuca de los demás. Sus comentarios son tremendos
-¿Qué dice?
-Son como del ejército Norteamericano.
-¿Cómo son las frases?
-“I´m gonna push them hard” o “We have to keep Alex tight”, para que no se cuelgue. Todos comentarios milicos en el medio de la reunión. Siempre hace esas intervenciones así, de presionar, de rigor. El otro día medio le confesó a J. que pone Goals que son imposibles, que seguro que era imposible llegar a lo que habían quedado. Todo el tiempo una meta que es imposible. Partiendo de que “no vas a llegar”. El tipo dice “esta es la manera de llegar lo más lejos posible”. Entonces, ¿para qué se planifica? ¡Ya está! Esta es la dialéctica de este tipo, ¡y ya! (Continúa) Empecé a hablar en Inglés con confianza.
-¿Cómo es eso?
-Sí, en las reuniones, “de batalla”, me cuesta hablar. (Explica). En un entorno de trabajo en donde vos tenés que comunicar cosas para un objetivo concreto es difícil hablar otro idioma.
-¿Cómo es la dificultad?
-Si yo estoy tranquilo, y pienso en Inglés, mi pensamiento fluye en Inglés. Tengo que encontrar las palabras, es como un laberinto. Bueno, en un momento me quedo atrapado en lo que ya dije. En un momento no tiene sentido en Inglés lo que voy a decir.
-(Le pido que me explique un poco más, porque quiero entender bien cómo se desarrolla la dificultad).
-(Explica). El primer impulso, cuando quiero hablar en Inglés, es decir traduciendo del castellano al inglés. En un momento ya empiezo a pensar en inglés y la cosa fluye. Pero, cuando estoy en ese ambiente, llega un punto en que no puedo seguir construyendo la idea -a partir de lo dicho- con el inglés que tengo a mano en mi cabeza. Lo que hago en general es tratar de salir de ahí ¡como pueda! Trato de darle un cierre hasta lo que dije, pero no termino de decir lo que tenía que decir.
(Se escucha un ruido en el ambiente del paciente que le llama la atención).
-¡Uy!, los de al lado se están peleando, ¡chungo! (Continúa). Cada vez pasa menos lo del inglés. A veces sentía que tenía que venir a rescatarme J. Es un campo de batalla interno el inglés. Así que, cuando se me complica cómo decir algo, digo cualquier cosa y dejo de hablar. ¡Mis explicaciones siempre cierran! (Reímos los dos a carcajadas). Es re angustiante, en una reunión super importante. Por un lado está el “indignator” tirándo mierda por lo que está pasando, y, por otro, mi falta de recursos, obstruido por el enojo. Se me ocurren cosas sarcásticas y tengo que ver cómo decir de otra manera, y no me vienen las palabras.
-Sí, pero el problema no es sólo que te vienen ideas hostiles, emociones. Me parece muy preciso eso que decís: “Estoy atrapado por lo que ya dije…”. Una dificultad que, aunque fomentada por el enojo, es independiente de ésta.
-Dejo que entre en mi discurso político el enojo y no puedo decir sin que haya escándalo.
-(Todo esto anticipado en imaginaciones puesto que muy pocas veces el paciente se permite dejar traslucir su enojo escudado en formaciones reactivas que suele hacer operar con habilidad).
-El otro día me enojé de más con J. Le hablé mal. Estuve a punto de llamarlo para pedirle perdón. No lo hice, lo cual fue bueno.
-Bueno, ahí también quedás “Atrapado por lo que ya dije”, pero también atrapado por lo que dijo John Cheng, con esas frases que quedan y no pueden pasar. (Se las repito en Inglés, “I´m gonna push them hard” o “We have to keep Alex tight”, actuando esa sonoridad. “Estar Atrapado en lo que se dijo”. ¿Qué será eso, no?).
-Me acuerdo de las peleas de los viejos, enojados. Gritos. Luego de 3 días de no hablarse, un día mi viejo venía, cuando se iban a dormir, después de haber estado callado durante toda la cena, se levanta de la mesa, dice “mañana hablamos”. “¡Sí, mañana hablamos, pero no hablamos nunca!”, contestaba mi vieja. ¡¿Como qué me tiras cubillas?! (Se ríe). Y, al día siguiente, ya estaba todo bien. Una cosa de locos.
-(No entiendo de qué se ríe y le pregunto. Me dice que es un video de Youtube. No lo conozco, le digo, y me lo manda por whatsapp: https://www.youtube.com/watch?v=7NTQToaNhLQ). Ahí también está el “Atrapado por lo que ya se dijo”, es como una frase interrumpida…
-Mi viejo, decía a los gritos, en las peleas con mi vieja (había portazos y gritos): “Me voy a ir de la casa…”. Mucha mala leche había. Uno como chico pensaba, “Bueno, confirmenló, ¿Se van a separar?…”. Todavía siguen así, son sus formas. Mi vieja lo picanteaba con reproches. El grito, el portazo. ¿Qué hago con esto? Seba (el hermano) estaba angustiado por mis viejos. En su mundo. Cada uno procesó esas escenas planteadas como la normalidad. Y cuando tengo que hablar desde el enojo. Me encuentro enojado a tope.
-Atrapado. En espera de confirmación de mensaje. ¿Qué habrán escuchado de lo que dije? (cierro la sesión).
Estudiemos el material que nos ofrece la viñeta clínica para aproximarnos a la manera en que avanza el proceso de la interpretación del síntoma en este caso. A su vez, ensayemos la inclusión de ese proceso en el esquema ARPOTS propuesto para pensar la estructura de la interpretación.
Podemos iniciar nuestro trabajo con algunas preguntas clínicas típicas: ¿Cuál es el síntoma? ¿En qué momento y forma se manifiesta en la vida cotidiana del paciente? ¿Cómo ocurre y se desarrolla? ¿Cuáles son sus coordenadas de ocurrencia? En resumen, ¿qué es lo analizable y en qué coordenadas ocurre?
La dificultad en el uso del idioma extranjero aparece en las reuniones de trabajo. Cada vez que el paciente tiene que hablar en inglés acerca de su tarea, en función de los objetivos generales de su equipo de trabajo, no consigue reflejar con sus palabras el mensaje que quiere dar. La estrategia de ir pensando en el idioma propio e ir buscando las palabras en el idioma extranjero para construir sus mensajes es interceptada por la prevención de que dirá algo que será juzgado en forma negativa por parte de sus interlocutores, lo que lo dejará en problemas.
La dificultad se presenta en forma patente, dado el espíritu competitivo del ambiente en el que se desarrollan las reuniones de equipo y dados sus propios pensamientos hostiles respecto de la manera de trabajar, empujando al analizante a abandonar su intención de decir y a que sus comunicaciones terminen en fracaso.
Usualmente, interrumpe el discurso tomado por el sentimiento de estar atrapado en un laberinto de significación que dificulta su desempeño laboral, lo cual le trae muchos perjuicios para su desarrollo profesional y su autoestima.
¿Qué rudimentos ejercita el analista? ¿Cuáles impulsan el proceso de la interpretación del síntoma?
El proceso de la interpretación comienza, a mi juicio, con la puntuación del lapsus “Fusiles/Fusibles”, que lleva a que el paciente desarrolle la descripción del clima bélico en las reuniones de trabajo. Puede pensarse que una función similar la cumple el señalar el lapsus -“la bota bajo/sobre la nuca”- que vehiculiza la expresión de la angustia ante los dichos de uno de sus jefes en las reuniones de trabajo. El pedido de precisión por los dichos del jefe -la búsqueda de la particularidad tras la generalización- y la posterior dramatización de los dichos -el énfasis puesto al tono de las frases-, parecen aumentar la nitidez de la sonoridad angustiante que las frases tienen para el analizante.
[Digresión: La interpretación aquí avanza contorneando el objeto del impulso. Figura y escenifica dramáticamente -en el sentido del juego dramático- lo traumático del impulso y produce un símil de lo pulsional que no cesa y angustia en el síntoma. Es un dicho con un tono enunciativo que tiene en cuenta la sonoridad -los efectos de resonancia traumática- y de esa manera destaca un elemento del discurso del analizante. No se trata de sugerir un sentido distinto para la partícula discursiva del analizante, sino que se pone un énfasis que lleva a que aparezca con nitidez el alcance de la sonoridad de esa partícula o frase.
Al decir, el analista hace resonar el objeto voz(a) del impulso, sin que sepa éste de antemano el campo del vivenciar que alcanzará con su acción de realce, pero atento a los efectos posibles de su acción. El énfasis puesto en la sonoridad de la interpretación aumenta la nitidez del impulso que no cesa en la angustia y en el síntoma. Una voz que no deja de resonar que parece ser la plasmación clínica del concepto objeto a de Lacan. Como se puede verificar aquí, el lapsus contiene una sonoridad que el recuerdo encubridor viene a revelar.
La interpretación sólo vuelve más nítida esa sonoridad y averigua sus raíces inconscientes que no deben suponerse en el pasado, sino como estructura vigente en lo inconsciente.
El énfasis es una forma de invocación que promueve asociaciones sin sugerir material. Es este un ejemplo patente de cómo una acción simple, y en apariencia tonta, puede llevarnos a realizar discernimientos significativos para una cura como el de la intelección de la estructura del impulso inconsciente -conflicto pulsional- que se manifiesta en el síntoma actual].
Se desprende de esta secuencia de intervenciones la localización de la ocurrencia del síntoma en el uso del idioma y una expresión efectiva más precisa del objeto de la angustia del síntoma: “Quedar atrapado en lo que se dijo”.
Como resultado de esta secuencia de rudimentos, surge en la asociación del analizante en calidad de ocurrencia libre, un recuerdo respecto del modo en que se desarrollaban las discusiones entre sus padres y la posición angustiosa en la que él quedaba como espectador y oyente pasivo de la voz de la escena. “En espera de confirmación…” de la efectividad de los dichos del padre respecto de la amenaza de separarse e irse de la casa. Atrapado en… la sonoridad de los dichos del padre, podría completarse.
El recuerdo encubridor extraído del vivenciar infantil parece brindarnos la estructura del impulso que puede suponerse actuante en la repetición del síntoma en la vida cotidiana. En tanto que el hablar en inglés podría llevarlo a decir algo en lo que quedaría atrapado.
El proceso de la interpretación parece lograr describir un recorrido entero al ARPOTS de la interpretación. Una serie de ocurrencias transferenciales (lapsus, asociaciones libres, sonorización de la voz, recuerdo encubridor) permiten localizar la expresión efectiva del síntoma actual (S) que nos conduce a la escritura de la división subjetiva ante la voz (la propia) que suponemos es la estructura reducida de una agencia representante de pulsión inconsciente (ARP) que el recuerdo (OT), emergente como ocurrencia libre, figura plásticamente.
En otras palabras, la acción de los rudimentos de la interpretación lleva a localizar, por la vía del recuerdo y su reducción a la escritura, a la expresión efectiva del síntoma. La estructura del impulso angustiante nos muestra al sujeto atrapado en la sonoridad del objeto voz, cuya estructura llamamos agencia representante de pulsión, y pensamos se activa en cada ocasión que se presenta el síntoma en la vida cotidiana.
Para finalizar el presente ensayo propongo al lector un pequeño ejercicio. La idea es plantear el material del caso en el esquema ARPOTS de la interpretación. Para hacerlo, puede dibujar el esquema y completar los nodos del mismo (ARP-OT–S) con fragmentos del material de la viñeta.
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